domingo, 29 de junio de 2008

Esta noche toca


No puedo evitar la fiebre futbolera que inunda el país.
Ayer estuve en Madrid de compras y era sorprendente la cantidad de gente que había con camisetas con lemas españoles. Cada uno sacaba la que podía: del mundial y eurocopa de baloncesto, de san miguel , de nocilla. Y el que no de rojo. O yo estoy obsesionado o hay cantidad de gente con camisetas rojas por la calle.
Y hablando de camisetas: ¡por dios, casillas! No te pongas la de abanderado que seguro que tu marca patrocinadora es capaz de financiarte una un poquito más presentable.
Bueno, mucho ánimo a la selección, que jueguen como en semifinales, que jugando así no se puede perder.
Y si se pierde lo celebramos de igual modo.

miércoles, 18 de junio de 2008

El ruido y las nueces

Igualdad y el consiguiente revuelo que se armó, me trajo a la memoria está escena de la vida de Brian y, como no soy muy original el amigo Alberto, se encargó de twittearlo cosa que agradezco y aprovecho.

El problema del asunto es que quizás la falta de experiencia o la mala asesoría recibida por Aido ha provocado el desvío la atención del mensaje a las formas, al continente por el contenido que es lo que cuando yo estudiaba se llamaba Metonimia.

Y es que estos días la mayor parte de los medios, y cuanto más reaccionarios más, se han volcado en el "miembras" por encima de cualquier consideración valorativa sobre idoneidad de las medidas propuestas.

¿Porqué liarse a inventar palabras o, en el mejor de los casos, reiterarlas en dos géneros si se puede decir lo mismo sin desviar la atención? En el caso de los miembros y las miembras ¿no se le ocurrió a nadie decir "las personas componentes" que suena más neutro?

Se perdió una oportunidad única para demostrar la necesidad de un organismo del más alto nivel del Estado para el impulso de políticas igualitarias, a partir de ahora siempre se podrá recurrir a lo de las miembras para aducir que es un Ministerio florero.

Alguien en la asesoría del Ministerio se debería plantear lo suyo, porque si no se acertó con la generación de géneros, la explicación del telefonillo de marras tampoco fue de lo más florido. Un asunto que merece luego, al menos, dos comunicados y cuatro entrevistas aclaratorias no puede pensarse que esté ni mucho menos bien planteado.

Cabe pues reflexionar sobre lo importante de la forma de expresar los mensajes y de la necesidad de ser moderado en ellas para lograr profundidad.

martes, 17 de junio de 2008

¿65 horas? ¡Ni de coña!

Después de un tiempo escribiendo de tapadillo voy a retomar mi actividad bloggera y no hay nada mejor que hacerlo con una buen causa.

La propuesta de la comisión europea de aumentar la jornada semanal a 65 horas no puedo calificarla sino de barbaridad.

A nuestros políticos por un lado se les llena la boca de conciliación y productividad y por otro se embarcan en una modificación de los tiempos de trabajo en jornadas maratonianas que no pueden traer sino un estado de semiesclavitud y riesgos evidentes para la vida de los trabajadores.

No voy a entrar hoy en el análisis ni el detalle de lo retrógrado de esta medida, lo dejo para otra ocasión. Sólo voy a señalar lo que hasta el momento considero una respuesta social tibia.

Aunque algunos estamentos se están manifestando en contra de esta propuesta, sobre todo en los ámbitos médicos y la doctrina universitaria, no son los sindicales los que más ruido están haciendo. No he recibido miles de correos sindicales arengando a las masas para la movilización como ocurre en cuestiones tan peregrinas como un quítame allá un tablón sindical o un curso del FORCEM. ¿Por qué?

Tampoco la recogida en los medios está siendo demasiado importante, sobre todo porque se limitan a recoger lo que se palpa en el ambiente, las movilizaciones ajenas y éstas no se están produciendo en la medida que es necesario. Sí, es posible que la crisis se lo lleve todo por delante y los derechos de los trabajadores no sean sino una víctima más de la coyuntura económica.

Hoy, cuando haga click para publicar esta entrada, se presenta una web de movilización. Quizás no sea la única ni la mejor pero creo que la movilización social en contra de esta medida se debe notar sobremanera en los que muchas veces nos clasifican como ciberactivistas.

Enviemos correos, publiquemos entradas, hagamos oír nuestra voz. Si no lo logramos nuestros hijos no nos podrán reprochar que no lo intentamos lo suficiente.