Después de un tiempo escribiendo de tapadillo voy a retomar mi actividad bloggera y no hay nada mejor que hacerlo con una buen causa.
La propuesta de la comisión europea de aumentar la jornada semanal a 65 horas no puedo calificarla sino de barbaridad.
A nuestros políticos por un lado se les llena la boca de conciliación y productividad y por otro se embarcan en una modificación de los tiempos de trabajo en jornadas maratonianas que no pueden traer sino un estado de semiesclavitud y riesgos evidentes para la vida de los trabajadores.
No voy a entrar hoy en el análisis ni el detalle de lo retrógrado de esta medida, lo dejo para otra ocasión. Sólo voy a señalar lo que hasta el momento considero una respuesta social tibia.
Aunque algunos estamentos se están manifestando en contra de esta propuesta, sobre todo en los ámbitos médicos y la doctrina universitaria, no son los sindicales los que más ruido están haciendo. No he recibido miles de correos sindicales arengando a las masas para la movilización como ocurre en cuestiones tan peregrinas como un quítame allá un tablón sindical o un curso del FORCEM. ¿Por qué?
Tampoco la recogida en los medios está siendo demasiado importante, sobre todo porque se limitan a recoger lo que se palpa en el ambiente, las movilizaciones ajenas y éstas no se están produciendo en la medida que es necesario. Sí, es posible que la crisis se lo lleve todo por delante y los derechos de los trabajadores no sean sino una víctima más de la coyuntura económica.
Hoy, cuando haga click para publicar esta entrada, se presenta una web de movilización. Quizás no sea la única ni la mejor pero creo que la movilización social en contra de esta medida se debe notar sobremanera en los que muchas veces nos clasifican como ciberactivistas.
Enviemos correos, publiquemos entradas, hagamos oír nuestra voz. Si no lo logramos nuestros hijos no nos podrán reprochar que no lo intentamos lo suficiente.
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