miércoles, 18 de junio de 2008

El ruido y las nueces

Igualdad y el consiguiente revuelo que se armó, me trajo a la memoria está escena de la vida de Brian y, como no soy muy original el amigo Alberto, se encargó de twittearlo cosa que agradezco y aprovecho.

El problema del asunto es que quizás la falta de experiencia o la mala asesoría recibida por Aido ha provocado el desvío la atención del mensaje a las formas, al continente por el contenido que es lo que cuando yo estudiaba se llamaba Metonimia.

Y es que estos días la mayor parte de los medios, y cuanto más reaccionarios más, se han volcado en el "miembras" por encima de cualquier consideración valorativa sobre idoneidad de las medidas propuestas.

¿Porqué liarse a inventar palabras o, en el mejor de los casos, reiterarlas en dos géneros si se puede decir lo mismo sin desviar la atención? En el caso de los miembros y las miembras ¿no se le ocurrió a nadie decir "las personas componentes" que suena más neutro?

Se perdió una oportunidad única para demostrar la necesidad de un organismo del más alto nivel del Estado para el impulso de políticas igualitarias, a partir de ahora siempre se podrá recurrir a lo de las miembras para aducir que es un Ministerio florero.

Alguien en la asesoría del Ministerio se debería plantear lo suyo, porque si no se acertó con la generación de géneros, la explicación del telefonillo de marras tampoco fue de lo más florido. Un asunto que merece luego, al menos, dos comunicados y cuatro entrevistas aclaratorias no puede pensarse que esté ni mucho menos bien planteado.

Cabe pues reflexionar sobre lo importante de la forma de expresar los mensajes y de la necesidad de ser moderado en ellas para lograr profundidad.

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