Convencido de que ningún ser humano adquiere por nacimiento ningún derecho ni prevalencia sobre otro y de que en tiempos de zozobra conviene no hacer mudanza, sigo manteniendo mi posición de republicano no beligerante.
Además de la cuestión económica, la confianza en la clase política no crea el caldo de cultivo necesario para un cambio de tal trascendencia y los datos del CIS así lo corroboran.
Pero para todos aquellos que se plantean la necesidad de modificar la Constitución para eliminar la ley sálica que piensen que para suprimir desigualdades, ya puestos en el asunto, que se elimine la de cuna. Lo demás es gastar el tiempo y el dinero de todos los españoles nacidos iguales.
Es una cuestión de principios que hoy tocaba.
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